Cuando Jason Raftis era manager en una automotriz en Florida, decidió contratar a un amigo de toda la vida en su departamento. Pronto se dio cuenta de su error. Su conocido empezó a presumir las travesuras que hacían en la universidad enfrente de otros empleados y a faltarle al respeto.
“Se volvió una pesadilla”, recuerda Raftis, quien ahora es un ejecutivo de cuentas de negocios. “Creyó que porque éramos amigos, tenía la libertad de hacer lo que le parecía y reclamó derechos que ningún otro empleado se hubiera adjudicado”.
Raftis eventualmente tuvo que despedirlo. Su consejo: “Solo contrata a extraños. Son más fáciles de manejar y de despedir”.
Mezclar la amistad y los negocios conlleva muchos riesgos. Antes de contratar a un amigo – y más importante, antes de ir a trabajar con uno- es crucial que sopeses los pros y los contras.
Una mala contratación puede afectar tu reputación y dar una mala señal de tu capacidad de juicio, sin mencionar que puede dañar irremediablemente tu amistad. Además, las personalidades cambian – no siempre para bien- cuando las personas pasan de ser amigos a colegas.
“¿Qué pasa si el amigo es súper competitivo y trata de hacerte quedar mal, dañando las relaciones de negocios ya existentes?”, dice Nancy Keene, fundadora de The Perfect Fit, una consultora de liderazgo. “No todos pueden hacer el cambio de amigo a colega”.
Hazlo oficial
Querer ayudar a un amigo puede desatar una cadena de eventos con consecuencias desafortunadas. Una manera de proteger la amistad, pero ayudarlo a conseguir un empleo, es referirlo al departamento de recursos humanos. Es común que estos equipos pidan referencias a los empleados ya existentes en la compañía.
Así, tu amigo se someterá al mismo nivel de escrutinio que cualquier otro candidato. “Si no son lo suficientemente buenos para pasar la entrevista de trabajo, entonces no conseguirán la plaza. Ya hiciste algo bueno por tu amigo, pero no te tocó decidir y tu amigo no puede enojarse contigo si no hubo una contratación”, dice Keene. “De la misma manera, si contratan a tu amigo y las cosas salen mal, tus manos estarán limpias”.
Por supuesto, contratar a un amigo no siempre es malo. Si ya han trabajado juntos antes, es muy probable que vuelvan a hacer gran equipo porque ya conocen cuál es la ética de trabajo del otro.
Los dos lados de la moneda
Los pros y los contras de esta situación son para ambas partes. Si eres la persona a la que está contratando tu amigo debes ver la oportunidad laboral de la manera más objetiva posible, dice la doctora Andrea Bonior, psicóloga clínica y autor de The Friendship Fix.
“Necesitas evaluar si realmente es un buen trabajo para ti, independientemente si tu amigo trabaja en el mismo lugar”, asevera. “Es posible que creas que es una gran oportunidad laboral porque quieres pasar más tiempo con tu amigo y estés ignorando la realidad del trabajo”.
Por ejemplo, debes considerar cosas como el salario, tiempo de transporte, oportunidades de avanzar tu carrera, etcétera.
“A veces los amigos quieren ayudarte ofreciéndote una oportunidad de trabajo en un puesto que simplemente no te va”, menciona Bonior. “Debes estudiar los pros y los contras como lo harías con cualquier otro empleo”.
Pónganlo en papel
¿Qué tan bien conoces a este amigo? ¿Confías en esta persona para hacer negocios? ¿Qué pasa si la relación laboral no funciona?
“Estas son las preguntas que debes hacerte antes de comprometerte a trabajar con un amigo”, asegura Anita Pickerden, coach de vida. No importa que tan bien creas que conoces a una persona, debes estar consciente de todos los detalles del trabajo antes de empezar. “Puede que hoy sean muy buenos amigos, pero, como en cualquier otro trabajo, necesitas un contrato que te respalde en caso de que las cosas no salgan como lo planearon”.
Algunos conflictos inevitablemente saldrán a la luz, dice la experta. “No importa que tan fuerte sea su amistad, tendrán desacuerdos profesionales y es necesario que los arreglen antes de que afecten su relación personal”.
No tiene que acabar mal
Es importante que hagas las mismas preguntas que harías a cualquier otro jefe. Antes de aceptar ir a trabajar para un amigo, pregúntate ¿estarás cómodo con una relación de jerarquías en el trabajo? ¿Estás dispuesto a trabajar para tu amigo aun cuando no estés de acuerdo con sus decisiones? ¿Sabes bien qué se espera de ti?
Van a existir ocasiones donde tu trabajo tendrá que importar más que tu amistad. Sin embargo, muchas personas trabajan para sus conocidos y sus amistades no terminan en lágrimas. Solamente hay que ser muy profesionales en esta relación de trabajo.
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